De cómo NO ser sutil (II) (y sí ser obsesivo, invasivo y psicopatón)

¿Recuerdan aquel muchachito de la primaria, pobre chico, que sólo quería contactarse conmigo para saber qué era de mi vida (diciendo que “se había encontrado con mi CV en internet y había obtenido miS emailS” cuando mi CV no es público en los únicos *dos* lugares en los que están alojados)? BIEN.

Resulta alrededor de principios de noviembre suena mi celular. Estaba esperando un llamado de alguien que quizás se comunicase mediante un número que yo no conociese. Pero... por las dudas no atendí porque me pareció extraño. No dejaron mensaje de voz. A los 5 minutos me llega un mensaje de texto:

“Hola (Alma) soy N.N. quiero hablar dos minutos con vos, me avisas cuando te puedo llamar? Me encanto tu contestador . Un beso.”


Ô.ô

WTF?!?!??!?!?!

Punto 1: Primerísimo de todo (aunque puedo intuir la respuesta): ¿¿Cómo CÓMO consiguió mi celular??

Punto 2: ¿¿Por qué extraña razón se siente autorizado a llamarme así, sin más??

Punto 3: ¿¿Qué tiene en la mente que le hace pensar que *debo* decirle cuándo llamarme para hablar simplemente porque a él se le da la gana, habiendo conseguido mi celular obviamente sin mi consentimiento y sin considerar siquiera si yo tengo ganas de hablar con él (sin mencionar los acontecimientos anteriores, y los emails no contestados, claro)??

Punto 4: Punto de no retorno en darme cuenta de que, además de un paj-ro, es un enfermo obsesivo que no tiene ni la más puta noción de la realidad.

Furiosa, actualizo sobre la situación a mi madre. Para mi sorpresa, ella considera que es un “compañerito de la primaria que tiene un buen recuerdo”. La miro incrédula. Intento (sin lograrlo las primeras 5 ó 6 veces) hacerle entender que ese recuerdo que ella tiene del compañerito de 11 años es un tanto obsoleto y que el muchacho también creció. Que, así como yo tengo unos *cuantos años más*, él tiene *los mismo años más* que yo y que es un hombre, y no un nene pesado pidiendo un beso en la mejilla.

Quiero decir, hello?! El tipo consiguió los dos mails que uso para el trabajo Y mi celular!! No sé de dónde. ¿Quién me dice que un día de éstos no se me aparece en la puerta e mi casa porque “quiere saber qué es de mi vida”?? (Planteado así, sonó más alarmante, debo decir! =oP ).

Previa consulta con mi “lawyer-to-be” amiga, ella me explicó que para denunciar a alguien por acoso o similares hace falta prácticamente que te amenacen y te vayan a buscar. O sea, casi nunca.

Tuve mis buenas semanas de silencio de radio (y de internet) hasta que “el otro día” (el 23 de noviembre más precisamente) recibo cuatro (4) emails. Uno atrás del otro. En realidad eran dos pares, porque se repetía lo escrito. Uno decía lo siguiente:


“(Alma),
     Siento haber tenido un recuerdo equivocado sobre vos. Creia que habia pasado muy lindos momentos de mi infancia con otro tipo de persona, o quizas cambiaste tu forma de ser y no me equivoque.”

Y el otro, enviado tres (3) minutos más tarde, decía esto:


        "Solo queria saber de vos.
         Yo nunca hubiera rechazado un pedido de comunicacion de cualquiera de mis compañeros de colegio.
         Lamento esta situacion.
         N.N."

         
Lo primero que me surge, es decir (más allá de las irrefrenables ganas de putearlo y mandarlo a baldear las veredas del zoológico), que precisamente ésa es la diferencia entre él y yo: él rompe las pelotas obsesivamente tomándose atribuciones que no le corresponden y pensando que está “bien” y yo no lo mando a la mierda pura y exclusivamente para no darle excusas ni alimentar su morbo.

Pero bueno, decirle eso sería contradecir el porqué de no responderle en primer lugar, así que intenté autoconverncerme de  que su avidez por contactarme se habría visto satisfecha y preferí escribir el 2° capítulo sobre tamaño personaje.

Anticipo que ya tengo (potencial) material sobre un (mini) tercer episodio. Pero no quiero “acusar” en falso. (JAJAJAJA!!) “As if!”.

Y, sé que puesto en comparación no es nada, pero mi obsesivo ser contó los meses entre su primer contacto (cuando mencionó la estadística de los 4 meses) y su último contacto. Sí. Adivinaron. Pasaron los cuatro meses de “tolerancia” para que la compañerita se comunique (la que pertenece al 50% que sí lo hará alguna vez, claro!). Mai gudnes!!


Alma en su Laberinto  ··  Hoy, al límite de la tolerancia sobre los “controladores seriales”. =oP