En mi correo electrónico hoy, del remitente (digamos) "N.N." (lo sé, nada original, pero hay "algo" de verdad en las iniciales):
"hoy escuche una estadística, que cuando intentas comunicarte con una compañera del primario después de mucho tiempo, el 50% tarda 4 meses en responder y el otro 50% no contesta nunca.
en que grupo estas??" (sic)
Después de leerlo un par de veces, me pregunté cuándo fue que se les dejó de enseñar a ser sutil a las personas. Sí, también sé que algunas jamás lo aprendieron, pero en fin.
Hace unos... quince días más o menos, me llegó un correo cuyo título decía: "Cómo estás, tanto tiempo?" y el cuerpo del "mensaje" en cuestión era éste: "Un beso, N.N.". Ô.o
Obviamente sé quién es N.N.; está demás decirlo. Pero me sorprendió el mensaje, de la nada misma, el mensaje en sí (aunque ya no me sorprende que la gente no sepa utilizar los emails como eso, correos electrónicos), y además, que la persona en cuestión, el *muchacho* en cuestión, supiese mi cuenta de correo. También por razones obvias que procederé a contar luego, ignoré el mensaje y continué con mi vida.
Tres días después, en mi correo:
"Como estás?? soy N.N., ya te habrás dado cuenta por la dirección de e-mail, me acordé de vos y me pregunté que era de tu vida.
Me gustaría saber algo de vos, me encontré con tu cv en la web y conseguí tu e-mail.
Te mando un saludo
N.N.".
(sic)
Ò.ó
Éste lo leí varias veces más. WHATAFAK?!
Empecemos por partes:
- es el segundo email que me enviaba; al primero no respondí.
- Sí, me di cuenta de quién era por la dirección de email; las neuronas las conservo al día.
- ¿Encontró mi CV en la web? ¿Cómo? ¿Estaba flotando a la deriva? Quiero decir, según él, "se encontró" (así, casi como de casualidad!) con mi CV en la web y consiguió mi email.
Salvo por el hecho de que los únicos lugares en la web donde está mi CV son DOS y no está permitido que cualquiera vea mis datos. Para acceder a los datos personas (esto es: teléfono, email, nombre, apellido), necesariamente se debe pertenecer a la empresa a la que YO le envíe mi postulación. Caso contrario, la empresa que quiera ver mis datos puede pedirlos, pero me llegaría un email requiriendo el acceso.
O sea, mi CV y miS emailS (este segundo correo procuró enviarlo a mis DOS cuentas principales de correo electrónico) no están a la disposición del público para que se sirvan a su antojo.
Lo ignoré y continué, aun así, con mi vida. (Sí, pude!! Ja. Ja. Ja.)
Hoy, recibí el correo que cité al comienzo de esta entrada. Ô.Ô
Ya estoy empezando a pensar que a este muchacho le hacen falta varias cosas en la vida, que, por supuesto, yo no puedo proporcionarle; eso está clarísimo.
Ahora, de la "estadística" se desprende un hecho sencillísimo: si la mitad de las "compañeras" perdidas no contestan y la otra mitad lo hacen después de cuatro meses.... ¿qué demonios hace esperando y preguntando AHORA? Como mínimo, *SI* le llegara a contestar, debería tardar los cuatro meses indicados!! Ò.o
En fin. Haciendo un poco de historia, veamos cómo llegó N.N. a este estado mental:
N.N. era un compañerito de primaria. Sí, admito que tuve un cuasi amigoviazgo a los 10 años (si es que se puede llamar... de alguna forma). Que se terminó a la segunda vez que lo escuché a N.N. decirme: "¿No me das un chupón?" porque quería que le diese un besito en la mejilla. Lo admito. Mea culpa. (Y no, no soy lesbiana por ello! Muy probablemente ya era lesbiana en esa época! Lo siento).
Terminó la primaria y no vi más a N.N. Qué pena. Uff. Tendría yo 15 años cuando N.N. me envía una carta (sí, carta escrita a máquina). No recuerdo qué otros intentos hizo. Solamente recuerdo que a esa edad, salimos UNA vez. Una tarde.
Caminamos desde aproximadamente el shopping Alto Palermo hasta el shopping Patio Bullrich (unos 15 minutos en colectivo, la verdad no sé cuántas cuadras, pero MUCHAS). Allí, entramos y tomamos un helado. Todavía recuerdo la sutileza que ya caracterizaba a este espécimen, cuando una gotita de helado de chocolate cayó sobre mi pecho derecho e intenté limpiarme sin que se notase. Sin embargo él, caballero como ninguno, hizo notar: "UY, te manchaste toda!".
*sí, estoy levantando la ceja izquierda en este instante mientras lo recuerdo y sí, lo recuerdo textual*
Salimos de allí y caminamos por la Avenida Córdoba hasta Coronel Díaz y luego hasta la Plaza de Serrano. Entramos en la Iglesia de Guadalupe (era mi época de búsqueda en la que solía entrar de vez en cuando a una iglesia simplemente para "ver qué se sentía"). Luego salimos y volvimos a mi casa. Permaneció plantado cual árbol en medio de la tormenta durante un par de horas hasta que decidió partir, al ver que no había ninguna posibilidad de que fuéramos a subir a mi departamento. Creo que llegué a mi casa agotada y no sé si de haber caminado 10 km (debo haber caminado más o menos esa cantidad) o de tener que soportar su compañía sin saber hasta *cuándo*. Demás está decir, que a partir de ese momento sabía qué hacer y qué decir cuándo o si me invitaba nuevamente.
Así, creo, fue la última vez que lo vi. Tengo un vago recuerdo de que intentó algún contacto después de eso. Supe que el padre murió unos años después. Y creo que ya más grandes, a los veintitantos, se contactó junto con los demás compañeros de la primaria para alguna reunión. Una de ésas a las que *TANTO* ansío asistir, imagínense! JA.
Le contaba a mi madre sobre estos mensajes. Creo que su reacción describe perfectamente la situación: me dijo, "Pero pobre chico.. ¿por qué no le das una oportunidad, tan bueno que es?!"
La miro y le digo: "Ah, claro, ¿vos decís que quizás hasta pueda "curarme" y "enderezarme"?".
Y me contesta: "¡Claro! ¿Qué duda te cabe? ¡Es un buen chico para vos!".
Mirá vos, che, y yo que estaba pensando en mandarlo a sembrar rabanitos o directamente "aclararle" un poquito el panorama "de género". Ah, cierto. Nada de sutilezas. Voy a tener que apelar a algo más drástico. Bueno, tengo mínimo cuatro meses. =oP
El Alma en su Laberinto ·· Hoy, *sutilmente* sorprendida.
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