Teorías no aptas para mentes cerradas I

Una vez, en una de mis conversaciones filosóficas conmigo misma, en una de esas ráfagas de "por qué's" que suelen atacar con la misma dulzura e inocencia de una niña pero a su vez con la misma insistente curiosidad y fervor por saber, me planteé lo siguiente (que al principio sonará a disparate para ciertos oídos, pero es solamente que deben estar abiertos a la disonancia):


¿Por qué el hombre, la humanidad en su mayoría cree ciegamente en dios, en las religiones, pero pone en duda la veracidad y exactitud de los cálculos astrológicos basados en simples datos matemáticos que existen desde las mismas épocas que las preciadas religiones?

¿Por qué existe semejante escepticismo con respecto a determinadas experiencias comprobables y experimentadas por miles y miles de personas y no se pone en duda (y está mal visto hacerlo, de hecho, cuando se hace) las "palabras santas"?


Me hice muchas más preguntas de este mismo tenor, pero creo que en este par se resume las ideas y ya creo haber provocado suficiente revuelo.

La razón de mi cuestionamiento, pasa, en principio, por dos lugares básicos. Uno es una experiencia personal, de toda la vida; de hecho se trata de cómo fui criada. El otro es de la observación que surge de mi experiencia personal y de mi crianza.

A mí me criaron toda la vida, desde que tengo memoria con el lema "cuando tengas la edad suficiente, podrás elegir en qué creer". Bueno. Siendo niña, púber, adolescente ya, la realidad es que eso no era más que una forma de vida, una ideología. Cuando comencé a tener inquietudes, que más bien surgieron porque *necesitaba* algo a lo que aferrarme... de.. alguna forma... que no comprendía... empecé a darme cuenta de que las demás personas a mi alrededor tenían algo y conocían más cosas de las que yo, en mi mundo, era consciente. Evidentemente ellos se apoyaban en algo que yo desconocía. Creo que uno de mis primeros recuerdos sobre Jesús fue preguntar quién era, yo tendría unos 10 años. Y puedo asegurar que sigo llenando "baches" sobre su vida hasta el día de hoy. Como personaje histórico, como el hijo de dios considerado por el Cristianismo, y como la cantidad de perspectivas posibles sobre él. En fin, hay muchas anécdotas, y todas llevan a lo mismo, a una deducción a una edad adulta que inevitablemente me confrontó con mis padres en el "reclamo" de información.

El "Lema" me fue recordado. Y con las mismas convicciones con las que ellos pronunciaron su "Lema" durante todos estos años, yo les devolví *mi* "deducción" pragmática: "No se puede elegir sobre algo que no se sabe". Es decir, si uno educa y cría a un niño, y le enseña sobre, digamos, las bases de dos religiones, y "cuando crezca, elegirá la que quiera", pues maravilloso, elegirá la que quiera o no elegirá ninguna. De hecho mis padres tuvieron su oportunidad y optaron por ninguna. ¿Cómo puedo elegir sobre algo que nunca se me informó? ¿Cómo puedo formar el concepto de fe en mi alma, a la edad de 30 años, si durante los 29 anteriores, nunca supe de qué se trataba, ni cultivaron en mí este sentimiento?

Sé que suena a reclamo, pero también es altamente frustrante vivir con la idea de que cuando una sea grande va a poder elegiiiirrrr.... y cuando una es grande... se da cuenta de que no. No se puede elegir.

El otro lugar desde el que baso el cuestionamiento es la observación del mundo, de las personas, desde mi carencia del conocimiento de lo que es la fe, desde la carencia de fe en sí misma, pero no porque no tenga fe, sino porque no sé lo que es dicho sentimiento.

Todo lo que puedo decir es que admiro a la gente que se siente acompañada por su dios. Por dios. Que sienten que es como su padre. Un padre divino. Admiro esa adoración. Y lo hago porque no la entiendo. Y creo que debe ser realmente reconfortante, tener algo así, donde apoyarse, en quien confiar, donde depositar las angustias y todos los sentimientos en los momentos difíciles y en los no tan difíciles. Recuerdo cuando sucedió una muerte en mi familia. Volvíamos con mi madre y una tía en el auto y mi tía nos miró y nos dijo: "Qué difícil debe ser para ustedes los momentos así.... No me imagino pasar por cosas de este tipo y no tener dónde apoyarse".

Debo confesar que me tomó mucho, muchísimo tiempo encontrarme y encontrar una energía en donde y con la cual no me siento sola. Donde puedo depositar mis miedos y transformarlos. Donde canalizo mis alegrías, pero donde cuando estoy sola, en realidad, no lo estoy. Y no puedo explicarlo tampoco, aunque intentase usar todas las palabras que conozco.

Voy a terminar esta entrada aquí. Y seguir en la siguiente, retomando el tema de las religiones vs. Astrología y demás ciencias, en el por qué de escepticismo a la hora de la "fe".


El Alma en su Laberinto ·· Hoy, con el incienso en mano, cristal de roca y turmalina negra al cuello, y viendo las compatibilidades en el manual de Astrología.

7 se animaron!:

Anónimo dijo...

Desde mi propio laberinto te respondo, sacando un poco la cabeza hacia arriba:
La fé es algo que escapa al intelecto, con lo cual, si no se posee, no se puede comprender.
Hace mucho tiempo leí en un pequeño librito de teología una breve comparación entre hechos físicos y hechos de fé.
Hablaba de una camisa que cuelga de la pared a traves de una percha (la percha no se vé..) Como nosotros sabemos que existe la ley de la gravedad, nuestra mente sabe que la percha debe existir aunque no la veamos (sino se caería la camisa..)
Algo así ocurre con la fé en Dios como sostén de la existencia.. Es decir: los que tienen fé creen con los ojos (del alma podríamos decir..??) que "la vida" "el álito" o como quieras llamarle es sostenida por Dios (como la percha a la camisa)
Bueno.. un pequeño aporte que por supuesto no pretende que dejes de ser escéptica ni mucho menos atea.
Sólo un punto de vista interesante que recordé al leer tu reflexión.
Saludos..Camille

Alma en su Laberinto dijo...

Gracias, primero, por pasar por mi Laberinto, Camille. (Me gusta mucho tu nombre =) ).

Por supuesto, sé que con tu comentario no pretendés cambiar nada de mi opinión, así como yo con mi entrada no pretendo cambiar la opinión de nadie tampoco. Sucede que tengo un alma un poco inquieta, a la que le *encanta* teorizar sobre todo lo que sea posible. Y el hecho es que lejos estoy de ser escéptica! (Quizás sí, en lo que a religión se refiere, pero no en el sentido tradicional de la palabra "escepticismo", que coloca a la persona en un permanente cuestionamiento cerrado de las ideas; ésa es mi idea del escepticismo). Y mi ateísmo sólo se limita a no creer en un dios. Pronto vas a encontrar que soy un ser extremadamente espiritual, si esas dos cosas juntas (atea-espiritual) son posibles. =)

Por supuesto que comprendo tu analogía de la fe, de hecho entiendo perfectamente el concepto de fe y cómo las personas que la poseen, la sienten y qué sienten. Simplemente que me es imposible tener ese sentimiento dentro por lo mismo que decís, porque no lo tengo arraigado, porque no me fue inculcado por personas con fe, desde muy niña, y creo que es un requisito bastante necesario para experimentar la fe en su plenitud. Pero comprendo el concepto y el sentir de las personas que tienen fe en su totalidad.

Te dejo un abrazo y espero que vuelvas por estos lugares! =)

Anónimo dijo...

Alma: tu comentario es muy rico. Tiene muchos puntos de vista y está claro que POR ESO "no es para mentes cerradas"
Aunque no tengas fé en Dios, seguramente la has experimentado en otros aspectos de la vida. Seguramente estuviste enamorada alguna vez, o lo estés ahora mismo.. Pues bueno.. ahí tienes un acto de fé. Como dice Erich Fromm "el amor es una acto de fé y quien tiene poca fé, también tiene poco amor"
No creo que tu caso sea: poco amor.
No suele serlo en el caso de almas muy sensibles.
Cariños.. Camille

PD: También te espero por mi blog, cuando quieras.

Alma en su Laberinto dijo...

Muchísimas gracias de nuevo por tu comentario, Camille. Y tenés razón, no es mi caso, el de poco amor. No estoy enamorada (no de una persona por lo menos) en este momento, pero no por eso en mi ser hay menos amor. Eso en sí mismo es tema para otra entrada, ¿verdad? Bueno, de hecho hablé del amor en la primera entrada de todas en mi Laberinto.

Te pido disculpas por mi tardanza en publicar tu comentario. No pasé un buen fin de semana. Y seguro que sí, voy a pasar por tu blog. =)

Un abrazo..

Anónimo dijo...

Tranquila Alma.. Se responde cuando se puede..
Espero que en la semana te sientas mucho mejor.
Cariños..Camille

marielet dijo...

Creo que todo el tiempo la humanidad pone en duda la veracidad y exactitud de.. ya que ese es el principio de todo nuevo descubrimiento, idea o religión. (El escepticismo puede ser muy saludable!)

Con respecto a la Fé y su comparación con el conocimiento científico, yo creo que nada fructífero sale de ahí. Solo por el viejo dicho de mi abuela: a no mezclar peras con manzanas! (usar escepticismo saludable aquí también)

Y hablando de la veracidad y exacitud de la astrología, dentro de que marco habría que tenerlas en cuenta?

Alma en su Laberinto dijo...

Gracias Camille! Estoy tratando de salir del letarrgooo... =)

Marielet! ¿Cómo andás? La humanidad creo yo, está destinada a cuestionar todo, pero TODO. Aún las cosas que sí tienen prueba.

Y claro, estoy de acuerdo con vos, no se puede comparar la fe con la ciencia o siquiera poner en duda la fe. Por eso decía yo que no entendía qué se sentía tener fe, porque no es algo que me hayan inculcado. Pero lo que trato no es de comparar, sino de pensar por qué se descalifica algo que sí puede ser una herramienta con pruebas fehacientes. Si es porque no importa, o si es porque eso implica no creer en lo otro.

Dentro de qué marco? (Marielet, resultaste impaciente!! =P) Dentro del marco de las civilizaciones antiguas por ejemplo. De los calendarios antiguos tan precisos basados en los planetas y estrellas. De las civilizaciones orientales que basan mucho de su cultura en ella. Pero esperá, esperáaaaa. =)

Beso!

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