De cómo hicimos historia (III)

(hace unos 15 días, escribía...)


Cuando me des-abracé, no sabía ni dónde estaba el escenario. Algo difícil en mí, había perdido el sentido de la orientación y encima estaba mareada, embriagada de sentimientos.

Miré a m alrededor y la mayoría se secaba las lágrimas, pero algo había en común: la sensación del triunfo, por una vez, de la justicia a favor de las minorías que necesitan de ese amparo. El triunfo de la gente que ama diferente a una mayoría que es sólo eso: un número en un total.

Respiré con el pecho abierto y libre por primera vez en semanas, y sentí esa liberación de un peso que no me había dado cuenta de que estaba allí.

Luego de algunos discursos breves en el escenario, emotivos, alentadores, esperanzadores, la "pequeña" multitud se alejó de la plaza en dirección a Callao y Rivadavia.

Nosotras ya nos habíamos organizado en taxis; lo único que nos faltaba era eso: el transporte. Caminamos con la gente en medio de los festejos y, al llegar a Rivadavia, nos recibió algo más increíble aún: los autos que pasaban tocaban bocina, festejaban con nosotrxs, dentro de sus vehículos podía verse las caras sonrientes que miraban el desfile improvisado.

Nos dirigimos hacia el norte, por Rivadavia y al cruzar Callao, en una ventana sobre la vieja Cafetería El Molino, un grupo de chicos se asomó y desplegó una bandera con un corazón en rojo que decía algo así como "Paz". Nos saludaban, festejaban y los autos seguían tocando las bocinas mientras pasaban, con la gente que alentaba.

Nos mirábamos y decíamos que lo que estábamos viviendo era absolutamente increíble, impensable. Impagable. Caminábamos por Rivadavia, por la calle, haciendo bromas, riéndonos mientras esperábamos que pasase algún taxi para volver a nuestras casas.

Al pasar por un lugar con un cartelito de los "naranjines" (todos por la familia o algo así) pegado, hice lo que venía queriendo hacer pero no había tenido oportunidad: saqué mi fibrón y le dibujé  una carita triste a ambos progenitores y una carita feliz al niñito en medio. Lxs chicxs rieron y V. sacó foto (V., quiero esa foto!!).

Finalmente conseguimos dos taxis y nos repartimos entre ellos rápidamente.

Llegué a casa pasadas las 5 de la mañana, rebosante y orgullosa. Fui a mi habitación y encendí el televisor. Creo que en C5N mostraban algo. La notera de la mañana contaba que se había aprobado la ley. Me enteré de que la diferencia había sido de 33 a 27. En aquel momento no sólo no había llegado a escuchar bien sino que pensé que la diferencia era como la de la votación anterior, la del dictamen de mayoría.

No aguanté y fui con la noticia a mi madre. Ella sonrió entre sueños y murmuró algo que me dio a entender que se había levantado y había encendido la tele para ver en qué andaba todo y ya estaban mostrando el resultado. Luego me preguntó, todavía con una sonrisa: "Hija, ¿como vas a hacer para levantarte?".

Sonreí y le dije: "¡Qué se yo! ¡No sé! ¡No me importa!"

Y la sonrisa esbozada en mi cara dejaba ver que mi frase estaba cargada de una felicidad que sería la que haría que al día siguiente (en 3 horas, en realidad), mi cuerpo saltase de la cama para volver a mi rutina de trabajo. A mi clase, con mis alumnos religiosos, a quienes no mencionaría palabra pero observaría y sonreiría con mi sonrisa más brillante.

Esa mañana, ese día, caminaba por la calle con los labios formando una medialuna dulce. Mirando al frente, disfrutando de la justicia cumplida.

Claro, luego los "naranjines" comenzaron con el circo de bombardear al vicepresidente para que derogase una ley perfectamente constitucional antes de que la presidenta pisase suelo argentino nuevamente. Comenzaron a llenar los muros (de facebook) de los senadores que, libre y amparados por la democracia, votaron según sus propias convicciones (pero contrariamente a los valores autoritarios de quienes no pueden concebir que una minoría tenga exactamente los mismos derechos).

Yo intentaba imaginar el escenario opuesto. Si la ley se hubiera rechazado. ¿Hubiesen sido tan bombardeados todos los senadores? ¿Hubiesen agradecido algunos de ellos, por votar lo que ellos defendían, o habrían dado por sentado que así debía ser? Tantas preguntas revertidas que algunas daban gracia al pensar las respuestas.

Y luego del circo de todos estos meses, y de un fin de semana extrañamente "light" (en lo que a comida se refiere) mi sistema digestivo dijo BASTA y me invadieron nauseas, mareos, dolores de cabeza y mucho sueño. Ataque al hígado o aledaños, salvo que no había comido nada pesado.

Diagnóstico: había "tragado" semanas y semanas de bronca, de insultos, de denigración hacia nuestras personas y mi cuerpo, sabio como todo cuerpo, se quejó.

Luego me recuperé, no tuve internet y otras catástrofes por el estilo, y como lo que quería publicar primero era esto, tal y como lo había vivido, mi blog quedó medio suspendido en la nada misma.

Pero ya, hemos vuelto. Eso espero. Son tiempos extraños, de introspección, entre otras cosas. O no. (!)

Y, habiendo tardado casi un mes en escribir esto y habiendo pasado otro mes previamente hasta que empecé a hacerlo, desde la votación y aprobación de la Ley, cumplo conmigo misma en esta simple pero emotivísima (?) ceremonia.  *papel picado*


(Y el blog ha quedado liberado para mí, para poder divagar nuevamente. esteemmm.... esperemos.)


Alma en su Laberinto  ··  Hoy, rememorando memorias preciadas y preciosas.



6 se animaron!:

Osofranco dijo...

Muy buen relato de todo lo sucedido.
Gracias por compartirlo.
Beso,
Franco

Alma en su Laberinto dijo...

Hola Franco!

Muchas gracias!
Tardé mil años, me quedó larguísimo, pero no se aprueba una ley así todos los días!! je.

Beso para vos y gracias por pasar!

Violeta Color dijo...

Increible relato.
UIncreible día.


A veces cuando camino, tomo el micro, voy a cursar, me siento en una plaza, lo que sea, pienso en cómo ha cambiado la vida de todos nosotros ese 15, de como se siente haber ganado, como dijo una condesa "ya no soy una ciudadana de segunda" y eso se siente en cada rincón de nuestro cuerpo. Pienso en todos lo que lo sentirán, lo habrán sentido, o en esos que nunca lo sintieron.
En como cambia la vida, ser uno más siendo distinto.


Ese abrazo que describe, se siente, aún se siente. Hay cosas que son difíciles de olvidar, por suerte, y esto fue una de esas.

Lindo momento para conocerla.


Un abrazo para usted, inmenso.

Alma en su Laberinto dijo...

Ayy Viole Querida!!

Definitivamente lindo momento para conocerla!! Y sí, el abrazo se siente aún. Todo se siente. Basta con recordarlo (ni siquiera hay que cerrar los ojos) y ya me transporto a la plaza esa noche.

Cuando vuelvo de mis clases de canto, en el 12, paso justo por la explanada del Congreso. Miro, contemplo, y recuerdo esa noche. Cuánta gente había, cómo era todo. No creo que vaya a olvidarme de eso mientras pueda respirar. =o)

Otro abrazo inmenso para usté!

marga dijo...

me encantó la crónica, yo vi todo el debate por la tele, hasta el dictamen final y cuando llegó el momento de gritar de alegría, como que en casa se hizo una pausa porque nos quedamoa al principio mudas, y después sí festejamos a los gritos no nos importó la hora...

bss!

Alma en su Laberinto dijo...

Hola Marga!

Gracias, qué bueno que te haya gustado.
Obvio! Qué importa la hora!! Yo creo que no va a haber día que no recuerde *ese* día o que no vea un video de aquella noche sin que me emocione.

Besos!

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