Teatro, teatro y más teatro ("fragmentos", digamos)

Tengo ganas de escribir. Pero no sé sobre qué. O mejor dicho y para variar un poquito en mi ebullición y revolución mental, no puedo ordenar todo para poder hacerlo. Entoooonnnces, y como no sé por qué me acordé de estos fragmentos de textos que son mis preferidos (o unos de mis preferidos) de teatro, que además los he actuado, pienso hacer eso: escribir aquí, citando, los fragmentos de estas obras teatrales. ¡A saber!

"Antígona Velez" de Leopoldo Marechal

(Cuadro segundo)

(...)

(Un silencio. Después ambos Coros hacen un mutis desolado, el de Hombres por la derecha, el de Mujeres por la izquierda. Desaparecidos los Coros, Antígona se yergue: pareciera que dirige sus oídos afuera, como para captar algún lamento en la noche.)

ANTÍGONA. - (Llama, contenidamente.) ¡Ignacio! (Más fuerte.) ¡Ignacio! (Escucha.) Sí, cuando era niño le tenía miedo a la oscuridad. Lo mandaban de noche a buscar en el galón estribos, riendas y bozales. ¡Y él volvía corriendo, y apretaba contra mi pecho su cabecita llena de de fantasmas! (Con amargura.) Porque han olvidado allá que Antígona Vélez ha sido también la madre de sus hermanos pequeños. Le tenía miedo a la oscuridad: ¡y me lo han acostado ahora en la noche, sin luz en su cabecera! ¡Ignacio! ¿Por qué no corre hasta el pecho de Antígona? ¡Es que no puede! ¡Le han hundido los pies en el agua negra! Pero Antígona buscará esta noche a su niño perdido, y lo hallará cuando salga la luna y le muestre dónde han puesto su almohada de sangre. Han olvidado allá que Antígona Vélez fue la madre de sus hermanitos. ¿Por qué no se levanta la luna sobre tanta maldad? ¡Ella entendería cómo una mujer no puede olvidar el peso de un niño, cuando vuelve asustado de la oscuridad, con dos estribos de plata en sus manos que tiemblan!

(Se cubre el rostro con ambas manos. Un gran silencio. Toda la escena va iluminándose con la luz de la luna que se levanta en el horizonte. Antígona, volviendo a descubrir su rostro, ve aquella luz creciente, lanza un grito de júbilo tremendo y hace un mutis volado por la izquierda)

ANTÍGONA. - ¡Ignacio! ¡Ignacio!

(Ocduridad total. Las tres Brujas, en primer plano y centro.)

BRUJA 2ª. - ¡Lo estoy viendo! ¡ Lo estoy viendo!
BRUJA 1ª. - ¿Qué ve, comadre?
BRUJA 2ª. - Un caballo de oro, cubierto de sangre hasta las patas.
BRUJA 3ª. - ¿Corre?
BRUJA 2ª. - ¡Galopa! Está galopando, como enloquecido.
BRUJA 3ª. - ¿Y de quién es la sangre?
BRUJA 2ª. - ¡De Antígona Vélez!
BRUJA 1ª. - Por eso anda ella con los ojos tan abiertos.
BRUJA 2ª. - Es que la sangre no se duerme, cuando está queriendo salir el sol.

TELÓN





El Alma en su Laberinto ·· Hoy, haciendo mutis por los pasillos del laberinto indefinidamente.

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