Teatro, teatro y más teatro II (fragmentos, de nuevo)

Un monólogo preciado para mí. Lo ensayé una y otra vez en el par de años que estudié teatro, hace unos cuantos... años. Y una profesora, tuvo el toupé de decirme que no tenía edad suficiente para poder interpretarlo. JA! No se trata de edades cronológicas.... no.


"Doña Rosita La Soltera o El Lenguaje de las Flores" de Federico García Lorca.

ACTO TERCERO
(...)

ROSITA (Arrodillada delante de ella [Tía].)
Me he acostumbrado a vivir muchos años fuera de mí, pensando en cosas que estaban muy lejos, y ahora que estas cosas ya no existen, sigo dando vueltas y más vueltas por un sitio frío, buscando una salida que no he de encontrar nunca. Yo lo sabía todo. Sabía que se había casado; ya se encargó un alma caritativa de decírmelo, y he estado recibiendo sus cartas con una ilusión llena de sollozos que aun a mí misma me asombraba. Si la gente no hubiera hablado; si vosotras no lo hubierais sabido; si no lo hubiera sabido nadie más que yo, sus cartas y su mentira hubieran alimentado mi ilusión como el primer año de su ausencia. Pero lo sabían todos y yo me encontraba señalada por un dedo que hacía ridícula mi modestia de prometida y daba un aire grotesco a mi abanico de soltera. Cada año que pasaba era como una prenda íntima que arrancaran de mi cuerpo. Y hoy se casa una amiga y otra y otra, y mañana tiene un hijo y crece, y viene a enseñarme sus notas de examen, y hacen casa nuevas y canciones nuevas, y yo igual, con el mismo temblor, igual; yo, lo mismo que antes, cortando el mismo clavel, viendo las mismas nubes; y un día bajo al paseo y me doy cuenta de que no conozco a nadie; muchachas y muchachos me dejan atrás porque me canso, y uno dice: "Ahí está la solterona"; y otro, hermoso, con la cabeza rizada, que comenta: "A esa ya no hay quien le clave el diente". Y yo lo oigo y no puedo gritar, sino vamos adelante, con la boca llena de veneno y con unas ganas enormes de huir, de quitarme los zapatos, de descansar y de no moverme más, nunca, de mi rincón.

TÍA
¡Hija! ¡Rosita!

ROSITA
Ya soy vieja. Ayer le oí decir al ama que todavía podía yo casarme. De ningún modo. No lo pienses. Ya perdí la esperanza de hacerlo con quien quise con toda mi sangre, con quien quise y... con quien quiero. Todo está acabado... y, sin embargo, con toda la ilusión perdida, me acuesto, y me levanto con el más terrible de los sentimientos, que es el sentimiento de tener la esperanza muerta. Quiero huir, quiero no ver, quiero quedarme serena, vacía... (¿es que no tiene derecho una pobre mujer a respirar con libertad?) Y sin embargo la esperanza me persigue, me ronda, me muerde; como un lobo moribungo que apretara sus dientes por última vez.

TÍA
¿Por qué no me hiciste caso? ¿Por qué no te casaste con otro?

ROSITA
Estaba atada, y además, ¿qué hombre vino a esta casa sincero y desbordante para procurarse mi casamiento? Ninguno.

TÍA
Tú no les hacías caso. Tú estabas encelada por un palomo ladrón.

ROSITA
Yo he sido siempre seria.

TÍA
Te has aferrado a tu idea sin ver la realidad y sin tener caridad de tu porvenir.

ROSITA
Soy como soy. Y no me puedo cambiar. Ahora lo único que me queda es mi dignidad. Lo que tengo por dentro lo guardo para mí sola.

(...)



El Alma en su Laberinto ·· Hoy, en el escenario del Laberinto, recordando viejos tiempos.

2 se animaron!:

Grieguis dijo...

Llegue por casualidad, como casi siempre o espiando a alguien que te lee. Me quedo por decisión propia (me gustan estas palabras).
Adoro ese monologo, quien no quiso ser doña Rosita, solo para decir esas lineas?
Un abrazo

Alma en su Laberinto dijo...

Hola Griega!! Bienvenida seas a mi Laberinto!! Tené cuidado y no te pierdas ;)

Y sí, esas líneas de Rosita son como mágicas... creo que algo, por poco que sea, algo de ellas hay en cada uno. Precisamente por eso creo que cualquiera puede llegar a interpretarla.

Un abrazo para vos!

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