¿Y qué me trae aquí? La respuesta tiene pocas variantes. Problemas que necesitan escape (pero en mí rara vez me llevan a expulsarlos de esta forma, al menos aquí), historias que comienzan y dan ganas de escribir, y la última: alguna historia con alguna "minita", algún temita platónico, irresoluble a futuro que necesita de una catarsis que ya no encuentra en otro lugar.
¿Cuál es? Y sí, la tercera.
Curso un curso. En realidad terminé de cursar ayer, lunes. ¿Qué más oportuno, qué más trillado, qué más platónico que la infatuación hacia una profesora? Pues sí.... me ha pasado otras veces y, a estas alturas de la vida, cuando no me imaginaba tomando cursos, tampoco me imaginaba mirando a una profesora de esta forma. Y cuando digo profesora, probablemente mucha gente se hace una imagen mental de una mujer de unos 40, con ese porte que sólo ellas pueden tener, que inspira una mezcla de admiración, respeto y deliciosa sensualidad cuando camina. Pues no. Nuevamente, error. En este caso, es simple pero mágicamente, una mujer (porque lo es) menor que yo (casi 30), con su propio estilo, sí, algo nerd pero que no se nota en su apariencia, sino cuando tira con una facilidad sorprendente esas fórmulas matemáticas imposibles de recordar, y una calma y sencillez que no puede menos que atraer. Y eso es todo.
Cualquiera diría, "Y sí, una chica, y qué?". Yo respondo, "Y sí, una chica, de casi 30, casada (??) con un chico de apenas más de 30 hace más de 3 años (!!), que, si lo veo solo por la calle, sinceramente, pienso que es del gremio del sexo opuesto.
Y aquí se encienden las luces de emergencia o, mejor dicho, las luces de alerta. ¿Casada? ¿Con un chico que
Y aquí es donde sigue los cartelitos de alerta por todos lados dentro de mí. Porque detecto actitudes de ella, que no sé si "son" o si "quiero que sean". Que no sé si "las imagino" o si "son tímidos actos inconscientes". La delgada línea de una supuesta heterosexual, de mente abierta (eso lo sé), que
Me han dicho muchas veces, personas sabias, "yo no inicio pakis", o "yo no me meto con pakis". A lo que, con el tiempo, yo me sumé. Y, debo decir, que siempre fue raro (o quizás tuve suerte) (o quizás fue, precisamente, que las paki no resultan atractivas para quien mira con ojos de lesbiana) que me atrajera una mujer hétero. No sé si recuerdo muchos casos, salvo los platónicos primeros pasos que probablemente todas tuvimos.
Y así transcurro mis días. Simplemente conformándome con "jugar" al gato y el ratón (o algo así) porque, seamos realistas, no voy a pensar que me puedo levantar a una mujer casada. Es, sencillamente, irreal. Poooor lo tanto, me limito a "divertirme", por así decirle, mientras sigo esperando sin buscar, que supuestamente (muy supuestamente) debería ser la mejor forma de encontrar a alguien con quien compartir... lo cotidiano.
Alma en su Laberinto ··